01 noviembre 2006

Ahora bien, las leyes mecanocuánticas fundamentales de la física ciertamente dan lugar a la individualidad. La evolución física del universo, regida por dichas leyes, ha producido objetos particulares diseminados por todo el cosmos, como nuestro propio planeta, y después, a través de procesos como la evolución biológica en la Tierra, las mismas leyes han dado lugar a objetos particulares como el jaguarundi y los cóndores, capaces de adaptarse y aprender, y, por último, objetos particulares como los seres humanos, capaces de desarrollar el lenguaje y la civilización y de descubrir esas mismas leyes físicas fundamentales.
Durante algunos años mi trabajo estuvo dedicado a esta cadena de relaciones tanto como a las propias leyes fundamentales. Estuve pensando, por ejemplo, en la distinción entre los sistemas complejos adaptativos, que experimentan procesos como el aprendizaje y la evolución biológica, y los sistemas que, como las galaxias o las estrellas, experimentan otros tipos de evolución no adaptativa. Algunos ejemplos de sistemas complejos adaptativos pueden ser un niño aprendiendo su lengua matema, una cepa de bacterias volviéndose resistente a un determinado antibiótico, la comunidad científica comprobando la validez de una nueva teoría, un artista desarrollando su creatividad, una sociedad adoptando nuevas costumbres o nuevas supersticiones, un ordenador programado para elaborar nuevas estrategias para ganar al ajedrez o el género humano, buscando nuevas maneras de vivir en mayor armonía consigo mismo y con el resto de los organismos con los que comparte el planeta.
Murray gell-Mann 1994
en "El quark y el jaguar - aventuras en lo simple y lo complejo"


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